manuel moreno
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POEMAS DESDE LA COHERENCIA


 

En el ámbito de las artes plásticas, no suele ser demasiado frecuente el compromiso auténtico y total de un autor y su obra. Este es, probablemente, el principal motivo por el que, para quienes seguimos su trayectoria, presentar una nueva muestra de la obra de Manuel Moreno resulta una experiencia tan grata.

En efecto, desde la fecha ya lejana en la que Manolo dio el paso importante de comprometerse profesionalmente con la creación plástica hasta hoy, ha habido una lenta evolución, no exenta de dificultades pero sin retroceso, hacia la búsqueda de un lenguaje propio, sin concesiones a las modas ni a las tentaciones de integrarse en un mercado que busca lo fácil o lo decorativo, sin mayores ambiciones conceptuales.

A lo largo de esta andadura, la obra de Manolo Moreno ha sido objeto de importantes influencias. Los maestros de la creación plástica del siglo XX se encuentran reflejados en sus primeros planteamientos bastante explícitamente. Así, podemos rastrear la huella de Tàpies, de Lucio Muñoz, de Chillida... por citar sólo algunos casos, pero sin tratar de analizar exhaustivamente estas influencias, puesto que en este contexto pecaríamos de pedantes. Pero lo importante de la obra de Manolo Moreno es su capacidad de aprehender a estos maestros, de asimilar sus propuestas, integrándolos en lo que, poco a poco, ha acabado consolidando un estilo personalísimo, de gran calidad y sin concesiones, como ya apuntábamos más arriba, a lo comercial.

Otra característica importante a destacar de la obra de Manolo Moreno es su meticulosidad. En sus creaciones nada se deja al azar ni a la improvisación, todo se va gestando en un profundo diálogo entre los materiales que empieza en la preparación de los soportes y termina en la pincelada final, con un concepto holístico del trabajo creador que aúna materia y concepto, color y textura, dando como resultado unas obras de una solidez y una rotundidad poco habituales en estos tiempos.

Tal vez por ello no es sorprendente que, a pesar de su juventud, la obra de Manolo Moreno se encuentre ya en importantes colecciones públicas (Universidad de Sevilla, Ayuntamientos de Dos Hermanas y Utrera ...) y privadas, y que haya recorrido diversos países de Europa. En este sentido, cabe señalar, casi a título anecdótico, la malograda exposición que hubiera debido celebrarse el pasado mes de agosto en el Museo Enrique Larreta de Buenos Aires y que se tuvo que cancelar por la delicada situación económica y social que atraviesa actualmente la República Argentina. A pesar de ello, la dirección de este Museo reitera su interés en la obra de este artista y manifiesta su deseo de contar con su obra en cuanto la situación lo permita.

A este rigor en la obra de Manolo Moreno no es ajena su faceta docente. El ejercicio diario de la enseñanza de la pintura parece obligar a nuestro artista a una constante revisión crítica de los hallazgos, proporcionándole una rara objetividad a la hora de analizar los planteamientos y los resultados.

Para completar esta polifacética dedicación, Manolo Moreno ha ido haciendo incursiones cada vez más frecuentes en la creación volumétrica. Fruto de estas investigaciones ha obtenido importantes logros en la pintura objeto y en la escultura utilizando diversos materiales (metal, madera, metacrilato, pizarra...), como quedó patente el pasado año, al obtener un importante reconocimiento en el Certamen de Artes Plásticas de la Ciudad de Utrera.

 

La poetica de lo multiforme




Fruto de su constante inquietud, y de una ya considerable madurez en la creación plástica, Manolo Moreno aborda la escultura con desenfado, desdramatizando los temas de la composición clásica, y trabajando con los materiales tradicionales para conseguir planteamientos irreverentes, iconoclastas (valga la aparente contradicción del término) y muy sugerentes.
En definitiva, podría decirse que su obra está pensada como un divertimento, como si quisiera implicar en ella a los espectadores aparentemente más alejados del fenómeno estético. Podría muy bien titularse esta exposición: “Esculturas para los que odian la escultura”.
 

Pura Martínez

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